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viernes, 20 de julio de 2012

LA MUNDIAL

Algunos necesitan la tele para consolarse con la dimensión de su tragedia económica. Ya saben aquello de que mal de muchos... Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta del desastre. El terremoto se está cobrando demasiadas víctimas. Sin embargo, el movimiento sísmico que nos sobrecoge es equivalente al recipiente de nitroglicerina. Cuándo ésta se calienta y pierde el estado de reposo, sobreviene la explosión y, según donde te pille, se produce la catástrofe.

Está en la calle. La mala leche desborda la contención de los hogares y asalta las vías públicas. La nitroglicerina la colocó el Psoe, la transportó el gabinete de Zapatero, la calentaron los brotes verdes imaginarios de la ministra Salgado y la envasó Rubalcaba. El peligro de muerte se coció, sin duda, en los fogones de Ferraz. Después de las elecciones generales, el Pp cometió un error de campeonato. Se atrevió a quitar el tapón de uno de los frascos y ardió Troya. Pero a quién se le ocurre tratar de esta manera un tan poderoso explosivo. Ahora, los especialistas en echar los muertos a los demás, responsabilizan a Rajoy del perverso proceso que ellos mismos diseñaron para que estallara en las narices a la derecha. Don Mariano, en Jauja. O a la luna de Valencia.

Se necesita ser mentecato. Si el Pp ha llegado al poder de un país democrático, tiene toda la legitimidad legal y moral para levantar las alfombras, abrir los cajones, descerrajar las cajas fuertes de palacio y nombrar a los autores, a los cómplices y a los cooperadores necesarios del polvorín social y económico construido por el partido psoecialista. Sin embargo, no lo hizo. Se limitó a grititos de susto, a reproches de colegio de niños bien y a difundir ñoñerías sobre la deficitaria gobernanza de sus predecesores. Y así le van las cosas.

Los complejos no son sino sentimientos inconscientes que se adquieren por experiencias vividas y que repercuten e inciden sobre la personalidad. Jung aplicó por vez primera la palabra a la psicología y Freud la popularizó. La gente de izquierda sufre con frecuencia el complejo de Creso asociado al de Judas. Busca manifestar la superioridad ética que nunca cultivó a través del despilfarro del dinero público y de las subvenciones generosas que reconozcan la altura de su solidaridad. Las arcas vacías pero las botellas llenas de nitroglicerina. A esto que llega la derecha española y pone sobre la mesa del psiquiatra su complejo de Quimera, el bovarismo. Altera la realidad de tal modo que se considera otra persona. La otra persona es la arraigada creencia de su ascendencia franquista y su temor a las acusaciones de liberticidas, violentos y fachas.

Y a fe que cuando llega la hora de la verdad y el acomplejado tiene la oportunidad de revelar la fecundidad de su espíritu humanista, no se le ocurre peor estupidez que dejar la carga de TNT a los pies de los más pobres, de los más sufridos, del pueblo llano. En vez de meter en cintura a los golfos que mandan en las satrapías autonómicas y de cortar los “güitos” a los banqueros mafiosos, hala, a sacrificar a los buenos. Es que se la ponen al Psoe como a Fernando VII. En bandeja. Para que sigan haciendo lo que destaca de la escultura del caballo de Espartero. Pero serán memos.

Luego se extrañan de que la gente se rebele. Demasiado pacientes somos. Para terminar de “joder” a la marrana, aplauden al recortador de órganos necesarios y al custodio de bacterias patógenas. Cómo se les ocurre ovacionar con la que está cayendo. Cállense y cambien el chip. Si no, vamos a asistir a la mundial.

Un saludo.

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